La andadera es uno de los dispositivos tradicionalmente recomendado por amigas y vecinas. Es muy común que se sugiera para que nuestro bebé “camine más rápido”.
La andadera es un dispositivo que se creó con la idea de ayudar a aquellos que no podían caminar por algún problema físico o psicomotriz, en una época donde muchos niños padecían secuelas de la poliomielitis, pues no se aplicaba la vacuna como ahora.
Posteriormente se empezó a utilizar para colocar al bebé mientras el cuidador realizaba otras actividades, como cocinar, limpiar la casa, etc.
Actualmente se promocionan, incluso comercialmente, como una herramienta que nos ayudará a que nuestro bebé camine más rápido. Consta de un asiento, generalmente acolchado, que descansa en un soporte con ruedas. Muchas tienen accesorios como juguetes, música, frenos, etc.
DESVENTAJAS DE LA ANDADERA
A pesar de su popularidad, en realidad la andadera no es útil para el bebé sano, e inclusive puede ser perjudicial. El bebé normal no requiere de ningún dispositivo para aprender a caminar. Sin la andadera puede desarrollar la fuerza de sus extremidades, reconocer su cuerpo, dimensiones y la relación con los objetos que lo rodean, y adquirir seguridad y confianza al valerse por sí mismo para moverse.
Desafortunadamente la andadera además de impedir estos beneficios, puede además ser perjudicial. Incrementa el riesgo de accidentes, pues da al niño una movilidad mayor a la que puede controlar.
Favorece caídas de escaleras, en albercas o escalones, golpes, contacto con objetos que le pueden caer al niño o son peligrosos o venenosos. Desafortunadamente los padres no pueden evitar estos accidentes, pues el bebé puede moverse hasta un metro por segundo, impidiendo acudir en su ayuda a tiempo.
Algunos países han optado por recomendar no utilizar las andaderas, como los Estados Unidos y Europa, o inclusive prohibirlas legalmente, como Canadá y España.
Recomendaciones
El punto clave es recordar que la andadera no ayuda a caminar más rápido y, por el contrario, puede retrasar el desarrollo del equilibrio y la coordinación. Impone una postura que no es eficaz al pararse, y el niño aprende a “patinar” con los pies en lugar de moverlos como lo haría si estuviera caminando.
Recordemos entonces que la mejor manera de ayudar a nuestros niños a caminar es asegurarnos que lleven un desarrollo correcto, que primeramente se sienten bien y empiecen a pararse, y una vez logrado esto, estimularlos con cariños, piropos, felicitaciones, u ofreciéndole alguno de sus juguetes favoritos.
De esta manera inclusive podremos convivir e involucrarnos más con el desarrollo de nuestro niño, asegurándonos de primera mano que aprende lo necesario para su vida futura.
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